Opinión - 11 de diciembre de 2023

¡Basta ya con este disco rayado!

Escrito por Bertrand Piccard

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¿Por qué hay una COP 28? Porque las 27 anteriores no fueron suficientes. ¿Y por qué? Porque año tras año, la descarbonización se ha transmitido al mundo económico y político como un objetivo muy caro de alcanzar, como una carga que exige sacrificios económicos y pérdidas de puestos de trabajo.

Si te ofrecieran algo totalmente contrario a tus intereses, ¿lo aceptarías? Evidentemente, no. Y, sin embargo, eso es lo que los responsables políticos de todo el mundo tienen la impresión de que se les endilga en las conferencias sobre el clima. De ahí su reticencia a adoptar compromisos ambiciosos.

En lugar de perpetuar una división estéril entre partidarios y detractores de la acción climática, debemos replantearnos nuestro enfoque. Ya es hora de que tengamos en cuenta las preocupaciones de los opositores, escuchemos sus argumentos y respondamos en un lenguaje que todos puedan entender, trascendiendo los prejuicios. Es innegable que nuestra presentación de la protección del medio ambiente como una carga económica y una amenaza para la movilidad y el confort no ha suscitado el apoyo esperado.

Convencidos con razón de los méritos de su causa, hay que decir que a los ecologistas les ha faltado por desgracia la psicología de la comunicación: un lenguaje que inspire la acción en lugar de la negación; una narrativa que motive a la sociedad en su conjunto a actuar en lugar de resistirse; una historia convincente de transición capaz de unir a su causa a los principales responsables de la toma de decisiones; y un camino presentado como compatible con sus intereses.

Las ONG humanitarias saben desde hace tiempo que presentar éxitos y resultados concretos moviliza más recursos que pintar un panorama desesperanzador. Ya es hora de que apliquemos esta lección a la protección del medio ambiente.

Llevo años reuniéndome con líderes del mundo empresarial y político. Y veo que, por banal que parezca, la forma de hablarles es fundamental.

Lo que puede ser un denominador común para todos los estratos de la sociedad, del Norte al Sur, es la noción de modernización. Modernizar para alejar a nuestra sociedad de las operaciones despilfarradoras basadas en infraestructuras obsoletas hacia un presente de eficiencia, en el que hagamos mejor con menos. Modernizar desplegando masivamente todas las soluciones que nos permitan producir energía limpia, que se ha vuelto mucho más barata que los combustibles fósiles, pero también reducir el volumen de energía necesaria en todas partes. La descarbonización se convierte en la consecuencia lógica de una modernización deseable, en lugar de un objetivo ecológico que echa para atrás a los responsables políticos.

Aunque en el pasado este planteamiento habría parecido utópico ante la falta de soluciones económicamente viables al cambio climático, la situación ha cambiado por completo en los últimos años. Nos encontramos en una verdadera encrucijada, un momento crucial en el que es posible una nueva narrativa, una alternativa preferible a la que ha fracasado en el pasado.

Cada minuto, nuestros procesos y sistemas ineficientes no sólo emiten CO2 a la atmósfera, sino que también provocan considerables pérdidas económicas por los residuos que generan. Hacer que nuestra sociedad sea más eficiente es la oportunidad económica del siglo. A la emergencia climática se suma el imperativo económico, que para muchos es una razón válida para actuar con rapidez.

Teniendo esto en cuenta, 123 países acaban de comprometerse a triplicar la capacidad de energía renovable y duplicar la eficiencia energética en todo el mundo para 2030.

Pero vayamos más lejos. Desde Dubai, la Solar Impulse Foundation ofrece a los dirigentes políticos y económicos una herramienta estratégica que incluye un glosario de palabras que pueden inspirar ambición y vencer la resistencia a la acción climática.

Hace unos años, éramos muy pocos los que hablábamos de la conveniencia de la acción climática a través del prisma de la rentabilidad económica. Pero la idea está tomando forma, como ilustran las innumerables innovaciones en materia de eficiencia expuestas en la COP. La labor de promoción continúa: por ejemplo, el Primer Ministro belga subió al podio para hablar de "soluciones en lugar de problemas", mientras que John Kerry, Enviado Especial de Estados Unidos para el Cambio Climático, me dio las gracias por nuestra nueva narrativa, diciéndome que "me ayudará a dejar de decir tonterías en mis próximos discursos".

Ahora sólo falta que los negociadores se pongan manos a la obra y redacten su declaración final, de lo contrario volveremos a las andadas durante unas cuantas COP más.

Este artículo se publicó primero en La Tribune, La Repubblica, EFE Verde y Forum.

Escrito por Bertrand Piccard en 11 de diciembre de 2023

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